Mascarillas Quirúrgicas

Las mascarillas quirúrgicas  están principalmente destinadas a prevenir al usuario de los agentes infecciosos procedentes del tracto respiratorio y de los vertidos líquidos potencialmente contaminados procedentes de pacientes infectados. Así pues, las mascarillas quirúrgicas garantizan una reducción efectiva del número de gérmenes y protegen tanto al paciente como al profesional.

mascarillas quirúrgicas

Mascarillas Quirúrgicas N95

La normativa europea en materia de mascarillas pauta tres niveles de protección: FFP1 (78% de protección), FFP2 (92% de protección) y FFP3 (98% de protección). El modelo americano se sitúa en un grado 95 de protección en su filtro de respiración, intermedio entre el nivel 2 y 3 europeo. La designación N95 indica que el respirador filtra al menos el 95% de las partículas que se encuentran en el aire. Lo ideal es que la mascarilla cubra toda la zona de la boca y la nariz, para poder filtrar todo el aire respirado.

Mascarillas Quirúrgicas Desechables

Entre la gama de mascarillas quirúrgicas desechables están las más simples con una sola capa, hasta el modelo de 3 capas. Son ampliamente utilizadas por personal médico ya que son una barrera de protección para grandes gotas. Pero no son efectivas para filtrar pequeñas gotas y partículas del aire.

Mascarillas Quirúrgicas Negras

Aunque su funcionalidad y grado de protección es el mismo que el modelo convencional, existe una demanda de este tipo de mascarillas en color negro. Con ello se evita llevar mascarillas que tengan el mismo aspecto que las que utilizan el personal médico. Casi podíamos hablar de una nueva moda, que se ha originado por la expasión del coronavirus a nivel internacional y como consecuencia de esto, se ha extendido el uso de las mascarillas.

¿Por qué comprar mascarillas quirúrgicas?

Principalmente porque protegen al usuario de ser salpicado en la boca con fluidos corporales. Además, le recuerdan evitar tocarse la nariz y la boca, acción que podría provocar transferencias de virus y bacterias habiendo tenido contacto con una superficie contaminada.

Por otro lado, si una persona infectada lleva puesta una mascarilla, reduce el esparcimiento de partículas portadoras de bacterias o virus generadas al estornudar o toser. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las mascarillas quirúrgicas no están diseñadas para proteger al usuario de inhalar estas partículas. Pudiendo llegar a atrapar algunas pero son poco efectivas para ello, ya que no están diseñadas para este propósito.

Recomendaciones

Para minimizar la posible contaminación cruzada almacene las mascarillas para que no se toquen entre sí. También, tenga en cuenta limpiar regularmente el sitio donde almacene las mascarillas.

En el caso de usuarios de gafas, la acumulación de aire caliente exhalado suele provocar el empañamiento de las lentes de las gafas, lo que da lugar a un campo de visión restringido para el profesional y representa un riesgo de seguridad. Para evitar esto es aconsejable utilizar mascarillas con válvulas que disminuyen la humedad y condensación de aire.

¿Cómo ponerse correctamente una mascarilla?

El primer paso para ponerse la mascarilla es lavarse correctamente las manos. El seguro paso es colocarse la mascarilla de forma que cubra la boca y la nariz. No debe quedar ningún espacio entre la cara y la máscara o dejaremos entrar cualquier partícula. Finalmente, cuando la mascarilla esté húmeda y en consecuencia ya apenas pueda retener partículas, está debe desecharse.

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